sábado, mayo 06, 2006

Declaradme Culpable

Vin DieselHe ido al cine a tirar el dinero como de costumbre, esta vez para ver un largometraje que si no fuera porque pretende ser serio, sería una comedia de las que pasan directamente al cajón de las últimas oportunidades del Carrefour a 4,99 €. El petardo en cuestión se llama “Declaradme Culpable” (Find me Guilty, por una vez una traducción aceptable) dirigida por el mediocre Sidney Lumet y el protagonista no es otro que el pétreo Vin Diesel.

Vin Diesel sacado de su medio natural —películas de tiros, mamporros y chistecillos— no da mucho juego, en este caso concreto intentar hacerle pasar por un italiano mafioso casposo, por un quinqui traficante de poca monta no cuela. Desde el escandaloso peluquín que lleva pegado al cráneo, pasando por su neumática figura rellena de esteroides y acabando por su triste manera de actuar. La verdad es que me recuerda el lamentable papel de matemático chiflado que hizo el no menos gélido Russell Crowe en “Una Mente Maravillosa”, personajes que son estereotipos de freaks anémicos convertidos en la pantalla en amorfas masas hipermusculadas. Cuando se ve a Diesel con el traje puesto da la impresión de que se podría hacer una autovía de 6 carriles entre sus hombros.

Luego la película per se es larga y aburrida, una vez más los buenos son los mafiosos y los malos quienes los quieren juzgar por asesinato, extorsión, robo y demás. En particular el fiscal está pintado como un ser arrogante, antipático y amargado, mientras que el personaje de Vin Diesel, traficante de droga, es un corderillo injustamente acusado, al igual que todos sus conpinches de la “familia”. La película estaría basada en un hecho real, pero la historia es tan ridícula que me cuesta creer que algo parecido podría haber pasado en un juzgado, aunque claro, aquello es norteamérica.

Tampoco estaba de especial buen humor para apreciar el bodrio, en las últimas filas del cine había una piara de chavales que a la media hora y como Vin Diesel no daba muestras de fugarse de la cárcel en un coche de 4000 caballos o sacar una metralleta alienígena de 12 cañones para matar al fiscal, se empezaron a aburrir (con razón hay que decir), a charlar tan ricamente y a “doblar” la película con sugerentes frases que mentaban la fisonomía reproductiva masculina con insistencia. La pueril conducta no gustó a las filas delanteras que contraatacaron con inspirados insultos a los primeros, desde luego eso era más interesante que la película, pero bueno, entonces el centro pidió silencio mientras se escuchaban los puñales dialécticos volando. Finalmente los de atrás se largaron en tropel a 5 minutos del final de la cinta, igual no querían verse las caras a la salida con los de delante.

Resumiendo, espero que mi subconsciente borre rápidamente de mi memoria semejante esperpento de película.

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