jueves, febrero 21, 2008

El nuevo coche fantástico

Como los recuerdos siempre nos traicionan, iba a empezar con eso de qué mítico era el coche fantástico original, pero la verdad es que hace poco vi un episodio de la saga ochentera y es eso, ochentera, con todo lo malo que eso conlleva, añadiendo que los guiones no tenían ni pies ni cabeza y que encima el vigilante de la playa es un pésimo actor. El revamp no es que sea la panacea, está plagado de topicazos y en los 5 primeros minutos ya puedes encasillar a todos los personajes principales en sus pequeños mundos interpretativos de donde nunca saldrán (o casi, ya veo venir el episodio donde el bueno se convierte en malo el tiempo de una fase lunar). El piloto es Mike Traceur, que es un joven rebelde, amargado y ligeramente perdedor que casualmente es el hijo de (y abandonado por) Michael Knight (como lo oyes) y las Parcas aún se estarán riendo de que el hijo acabe conduciendo a KITT versión 2.0, la voz del coche es de Val Kilmer (¿caída en picado?) y los mecánicos/ingenieros son un geek y la hija del nuevo Devon, que ya no se pasea en un vulgar camión/taller sino en un maravilloso avión/taller de la fundación (ahora colaboran con el FBI).

KITT original

En cuanto al coche, estéticamente me gusta más el nuevo, el otro está pasadísimo. Este además tiene la posibilidad de “mutar” molecularmente en otros modelos y colores, qué práctico oye, como lo de que las balas reboten y no dejen marcas, o lo de que pueda ir a más de 300 km/h, y que no se me olvide lo de que encima es ecológico, porque “recicla el 90% de la energía que usa”, no vaya a ser que mientras atropella a los malos contamine. Me pregunto cuánto tardarán los palurdos del tuning en poner a sus coches el doble alerón ese, o las luces rojas del frontal.

KITT v2.0

En definitiva, es una serie más de las de ahora: actores más o menos decentes, buena factura y entretenida, para pasar el rato no se puede pedir mucho más.

lunes, febrero 11, 2008

Amstrad PC1512 SD

Para cerrar la serie de mis primeros pasos en el mundo de la informática, la tercera máquina que tuve fue un Amstrad PC1512 SD, que se empezó a vender en 1986. El primero que era realmente lo que se entiende hoy en día por un PC. Aún no tenía disco duro de serie (pero venía preparado para incorporarlo a posteriori, los había de 10 y 20 MB) y tenía una disquetera para discos de 5"¼ de 360 kB de capacidad. Tenía un monitor monócromo (PCMM), una teclado QWERTY completo y (atención) un ratón de dos botones a la izquierda del ordenador (!). Pagando un poco más, en el pack se incluyó la impresora Amstrad DMP3000, una matricial de 80 columnas extremadamente ruidosa pero eficiente que funcionaba con A4 y con papel perforado.

Amstrad PC1512 SD

En sus tripas, tenía un procesador intel 8086 a 8 MHz y 512 kB de memoria RAM (ampliable a 640 kB) y también incluía un socket por si se le quería añadir un coprocesador matemático intel 8087. Los gráficos eran CGA a 4 colores (en mi caso 4 tonos de color crema, dado que el monitor era monócromo) y que alcanzaban una resolución de 640×200.

GEM Desktop y GEM Paint

Como software ya tenía lo que es propriamente un sistema operativo, en este caso venía con MSDOS 3.2 y con DOS Plus 1.2, también tenía GEM un sistema de ventanas portado desde CP/M que incluía GEM Desktop 2.0, GEM Paint 1.0 y Locomotive BASIC 2 1.0. Todo esto cabía en 4 disquetes 5"¼, que venían en un colorido estridente como puede verse.

Game Over, La Abadía del Crimen y Phantis

Los juegos fueron una parte importante de este PC. Con el ordenador regalaban 2 bastante míticos, el “Phantis” y el “Game Over”, ambos de la empresa española Dinamic Software (después Dinamic Multimedia), el “Game Over” causó mucho revuelo al publicarse fuera de nuestras fronteras porque en la portada se veía una mujer con medio pezón descubierto y a los anglosajones casi les dió un síncope de puritanismo. Luego vendrían clásicos impresionantes (y españoles) como “La Abadía del Crimen”, “La Aventura Original”, “Goody”, “Livingstone Supongo” o “Corsarios”. Y juegos de fuera, por supuesto, como “Tetris”, “Prince of Persia”, “Budokan”, “Defender of the Crown”, “Winter Games”, “Summer Games”, “California Games” (estos últimos de deportes claro) y muchos más que no recuerdo. No sé las miles y miles de horas que habré pasado bajo la radiación catódica de ese monitor de 4 tonos, pero mereció la pena.

Ese fue el último ancestro que utilicé, luego ya me pasé a los ordenadores modernos (pentium), quizá más vulgares y con menos encanto.

viernes, febrero 01, 2008

Amstrad CPC 464

Siguiendo con este ejercicio de memoria informática temprana, el siguiente ordenador en el que pude ejercer mis dotes de programación y juego fue el Amstrad CPC 464, aparecido en 1984. Comparado con el Dragon 32, era otro mundo, un mundo de funcionalidades y de velocidad vertiginosa, los CPC 464 tenían varias configuraciones, pero todo incluido, se podía escoger monitor a todo color o de fósforo verde (yo tenía ese) y se podía elegir también si se quería con el lector de cintas integrado (yo) o con un lector de disquetes (de aquellos de 3 pulgadas primitivos). En definitiva era un sistema completo.

Amstrad CPC 464

Desde el punto de vista del hardware —seguimos en la época de los dinosaurios— tenía un procesador de 4 MHz Zilog Z80, 64 kB de memoria RAM, y por primera vez un chip de gestión de gráficos Motorola 6845 que permitía resoluciones en pantalla de 160×200 (16 colores), 320×200 (4 colores) ó 640×200 (2 colores). Evidentemente en fósforo verde con 2 colores había de sobra. Como el Dragon, el sistema operativo estaba en una ROM y de nuevo era simplemente un intérprete de BASIC, pero esta vez no era el de Microsoft sino el de Locomotive, que a decir de los geeks era mucho mejor. Una de las cosas más molestas de este ordenador era sin duda la incomodidad extrema del teclado y la situación de las flechas de dirección (imprescindibles en los juegos y en la mayoría no se podían mapear), el borde era demasiado alto, parecía un ladrillo alargado y aunque cansaba muchísimo, no me impidió pasar miles de horas jugando.

Batman 3DEl juego que más recuerdo es “Batman 3D”, que lo único que tenía en tres dimensiones era el título porque la perspectiva era una isométrica más falsa que un billete de 7 euros, en 2 colores y con unos píxels enormes, pero qué jugabilidad y qué diversión. Había más juegos, pero la verdad es que sólo recuerdo ese, quizá porque fue el que más tiempo estuve intentando acabar, aunque creo recordar que no lo conseguí después de todo.