Siguiendo con este ejercicio de memoria informática temprana, el siguiente ordenador en el que pude ejercer mis dotes de programación y juego fue el Amstrad CPC 464, aparecido en 1984. Comparado con el Dragon 32, era otro mundo, un mundo de funcionalidades y de velocidad vertiginosa, los CPC 464 tenían varias configuraciones, pero todo incluido, se podía escoger monitor a todo color o de fósforo verde (yo tenía ese) y se podía elegir también si se quería con el lector de cintas integrado (yo) o con un lector de disquetes (de aquellos de 3 pulgadas primitivos). En definitiva era un sistema completo.
Desde el punto de vista del hardware —seguimos en la época de los dinosaurios— tenía un procesador de 4 MHz Zilog Z80, 64 kB de memoria RAM, y por primera vez un chip de gestión de gráficos Motorola 6845 que permitía resoluciones en pantalla de 160×200 (16 colores), 320×200 (4 colores) ó 640×200 (2 colores). Evidentemente en fósforo verde con 2 colores había de sobra. Como el Dragon, el sistema operativo estaba en una ROM y de nuevo era simplemente un intérprete de BASIC, pero esta vez no era el de Microsoft sino el de Locomotive, que a decir de los geeks era mucho mejor. Una de las cosas más molestas de este ordenador era sin duda la incomodidad extrema del teclado y la situación de las flechas de dirección (imprescindibles en los juegos y en la mayoría no se podían mapear), el borde era demasiado alto, parecía un ladrillo alargado y aunque cansaba muchísimo, no me impidió pasar miles de horas jugando.
El juego que más recuerdo es “Batman 3D”, que lo único que tenía en tres dimensiones era el título porque la perspectiva era una isométrica más falsa que un billete de 7 euros, en 2 colores y con unos píxels enormes, pero qué jugabilidad y qué diversión. Había más juegos, pero la verdad es que sólo recuerdo ese, quizá porque fue el que más tiempo estuve intentando acabar, aunque creo recordar que no lo conseguí después de todo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario